Es un proyecto de mejora de capital del tamaño de todo el planeta, que reemplaza una arquitectura inalámbrica creada este siglo por otra que apunta a reducir el consumo de energía y los costos de mantenimiento. También es una gran apuesta sobre el futuro de la tecnología de transmisión, duplicando la disposición de los consumidores a actualizarse.
La promesa más importante hecha por los propietarios de la tecnología inalámbrica 5G (los proveedores de servicios de telecomunicaciones, los fabricantes de equipos de transmisión, los fabricantes de antenas e incluso los fabricantes de servidores) es esta: una vez que todos los componentes de 5G estén completamente implementados y operativos, no necesita cualquier tipo de cable o cable para entregar comunicaciones o incluso servicios de entretenimiento a su dispositivo móvil, a cualquiera de sus dispositivos fijos (HDTV, sistema de seguridad, electrodomésticos inteligentes) o a su automóvil. Si todo funciona, 5G sería la solución óptima para el clásico problema de la “última milla”: ofrecer conectividad digital completa desde la punta de la red del operador hasta el cliente, sin perforar otro agujero a través de la pared.
El “si” en esa oración anterior sigue siendo colosal. El punto principal de las “G” en los estándares inalámbricos, originalmente, era enfatizar la facilidad de transición entre un sistema inalámbrico de entrega y uno más nuevo, o al menos hacer que esa transición parezca razonablemente libre de dolor. (No es que alguna transición haya sido un viaje a la feria). 5G implica un conjunto de revoluciones simultáneas, todas las cuales tendrían que realizarse sin problemas. . . o al menos sin más problemas:
Una vez completado, el plan de transición 5G constituiría una revisión de la infraestructura de comunicaciones como ninguna otra en la historia. Imagínese si, a fines del siglo XIX, la industria del telégrafo se hubiera unido en una decisión conjunta para implementar una transición por etapas al fax. Esa es esencialmente la escala del cambio de 4G a 5G. La verdadera razón de este cambio no es tanto para ser más rápido como para hacer que la industria inalámbrica sea sostenible a largo plazo, ya que el esquema de transmisión 4G se acerca a la insostenibilidad más rápido de lo que predijeron los expertos de la industria.
CASOS DE USO INALÁMBRICO DE 5G
La revolución, como todas las demás, será subsidiada. Los costos iniciales de estas mejoras en la infraestructura 5G pueden ser enormes, y los consumidores ya han demostrado su intolerancia a las alzas de tasas. Entonces, para recuperar esos costos, las empresas de telecomunicaciones deberán ofrecer nuevas clases de servicio a nuevos segmentos de clientes, para los cuales 5G ha hecho provisiones. Los clientes deben creer que la tecnología inalámbrica 5G es capaz de lograr hazañas que eran imposibles para 4G.
Para que la transición sea factible en hogares y empresas, las empresas de telecomunicaciones están buscando llevar a los clientes a una ruta comercial 5G ahora, incluso antes de que existan la mayoría de los servicios 5G verdaderos. Más concretamente, están sentando las “bases” para pistas tecnológicas que pueden actualizarse más fácilmente a 5G, una vez que esos servicios 5G estén disponibles.
“No solo seremos nosotros los humanos los que consumiremos los servicios”, comentó Nick Cadwgan, director de redes móviles IP, hablando con ZDNet. “Habrá una gran cantidad de servicios que consumen software. Si observa todo esto sobre las comunicaciones masivas de tipo máquina [mMTC], en el pasado ha sido principalmente el ser humano, ya sea hablando con un ser humano o, cuando tenemos Internet, el ser humano que solicita servicios y experiencias del software. En el futuro, vamos a tener el software como solicitante, y ese software estará hablando con el software. Por lo tanto, cambiará toda la dinámica de los servicios que tendremos que ofrecer a través de nuestras redes “.
¿QUÉ ES REALMENTE EL 5G?
Si somos honestos (ahora es un buen momento para comenzar), es incorrecto decir que 5G es la quinta generación de tecnología inalámbrica global. Dependiendo de a quién le pregunte y del contexto de la pregunta, en realidad hay cuatro o siete generaciones, y solo tres conjuntos de estándares globales.
Nunca hubo realmente un “1G” oficial. Hubo varios intentos de estándares para la transmisión celular inalámbrica digital, ninguno de los cuales se volvió global. El término “2G” se acredita a los ingenieros finlandeses para caracterizar el salto tecnológico que representa su estándar GSM. Sin embargo, gran parte del resto del mundo utilizó CDMA en su lugar, que también era “2G”. Por lo tanto, nunca hubo un solo 2G incontestado.
La comunidad de estándares globales se unió con 3G y su Proyecto de Asociación de 3ra Generación (3GPP). Fue con el advenimiento de 3G que el mundo comenzó a contar en el mismo dígito. Pero incluso para 4G, había estándares competitivos, y dos grupos principales de practicantes, uno para WiMAX, el otro para el victorioso LTE, compitiendo por la supremacía global. Hasta ahora, el esfuerzo 5G ha tenido éxito en mantener a los ingenieros juntos en la misma mesa, contribuyendo a un solo conjunto de objetivos.